"Refugio amenazado"
Ubicadas en el distrito de Pachacámac, las Lomas de Lúcumo constituyen un
ecosistema limeño que alberga una variada flora y fauna. Un reciente
incidente con la empresa Cementos Lima llama la atención sobre la
importancia de preservar esta zona.
En el verano las Lomas de Lúcumo son un conjunto de cerros pedregosos donde
es difícil encontrar algún rastro de vegetación. Pero entre agosto y
noviembre casi puede decirse que aquí la naturaleza se reinventa: sus 120
hectáreas se llenan de verdor, reaparecen las begonias y la flor de
Amancaes, y pasa lo mismo con búhos, gavilanes, zorros y vizcachas. Además
se convierte en un sorprendente circuito para recorrer a pie.
¿Un lugar así –apenas a una hora de Lima– no debería ser conservado? Creemos
que sí. Sobre todo porque la flora y fauna que acoge no son su único
atractivo. Según cuenta Jacinto Mendoza, presidente de la Comisión de
Turismo de la comunidad de Quebrada Verde, pueblo guardián de este
ecosistema, también se pueden encontrar construcciones preíncas y rocas con
pinturas rupestres.
“Tenemos dos rutas. Una de aproximadamente dos horas y otra que dura el
doble. En el camino se pueden ver formaciones rocosas, cuevas, animales y,
al llegar a lo alto, observar todo el valle de Lurín”, cuenta Jacinto. Desde
lo alto se puede ver también el conflicto ciudad-naturaleza que afronta
Lima: el verdor del lado que mira a Pachacámac, y el avance depredador de
los asentamientos humanos por el lado de Villa María del Triunfo.
Justamente por ser un lugar en peligro de desaparecer, la comunidad de
Quebrada Verde empezó un proyecto de conservación en 1996. Con los años
recibieron el apoyo del grupo GEA, una institución que trabaja en el
desarrollo de todo el valle de Lurín y con ellos inauguraron el 2003 el
“Circuito Ecoturístico de las Lomas de Lúcumo”, un logro en beneficio de la
población. Desde esa fecha por lo menos 20 mil personas los han visitado.
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